-Égloga I: En esta égloga, los dos personajes principales, Salicio y Nemoroso, se convierten en una personificación de las penas de Garcilaso en dos momentos puntuales de su vida. El primero lamenta los desdenes de su amada Galatea, siendo una imagen clara del dolor del poeta al ver que su enamorada, Isabel Freyre se casa con don Antonio de Fonseca, alejándola así de su lado para siempre. El segundo expresa su amargura por la muerte de su querida Elisa, lo cual es una clara alusión a la muerte de la amada de nuestro poeta, al dar a luz a su tercer hijo.
El dulce lamentar de dos pastores, | ||
Salicio juntamente y Nemoroso, | ||
he de cantar, sus quejas imitando; | ||
cuyas ovejas al cantar sabroso | ||
estaban muy atentas, los amores, | ||
de pacer olvidadas, escuchando. | ||
Tú, que ganaste obrando | ||
un nombre en todo el mundo | ||
y un grado sin segundo, | ||
agora estés atento sólo y dado | ||
al ínclito gobierno del estado | ||
albano, agora vuelto a la otra parte, | ||
resplandeciente, armado, | ||
representando en tierra el fiero Marte; |
-Égloga II: Es la más extensa y tiene la estructura más compleja de las tres. Consta de dos partes: en la primera el pastor Albanio refiere su amor por la ninfa Camila. En la segunda, el pastor Nemoroso hace una apología, de forma alegórica, de la casa de Alba.

En medio del invierno está templada | |||
el agua dulce desta clara fuente, | |||
y en el verano más que nieve helada. | |||
¡Oh claras ondas, cómo veo presente, | |||
en viéndoos, la memoria d'aquel día | |||
de que el alma temblar y arder se siente! | |||
En vuestra claridad vi mi alegría | |||
escurecerse toda y enturbiarse; | |||
cuando os cobré, perdí mi compañía. | |||
¿A quién pudiera igual tormento darse, | |||
que con lo que descansa otro afligido | |||
venga mi corazón a atormentarse? |
Aquella voluntad honesta y pura, | |
ilustre y hermosísima María, | |
que'n mí de celebrar tu hermosura | |
tu ingenio y tu valor estar solía, | |
a despecho y pesar de la ventura | |
que por otro camino me desvía, | |
está y estará tanto en mí clavada | |
cuanto del cuerpo el alma acompañada. | |
Y aun no se me figura que me toca | |
aqueste oficio solamente en vida, | |
mas con la lengua muerta y fria en la boca | |
pienso mover la voz a ti debida | |
libre mi alma de su estrecha roca | |
por el Estigio lago conducida, | |
celebrando t'irá, y aquel sonido | |
hará parar las aguas del olvido. |
Podemos constatar en resumen que las tres églogas están marcadas de forma muy importante con los eventos amorosos que sufrió Garcilaso a lo largo de su vida, así también como por sus duros reveses en este ámbito.
D.O.P